Nanjing, antiguamente conocida como “la capital del cielo”, fue la capital para diez dinastías o reinos. Ha sido el centro económico y político del sureste de China durante más de 1000 años. Hoy día, es una de las ciudades más visitadas por los turistas extranjeros que recorren China, ya que tiene un gran número de monumentos. Con el fin de profundizar la comprensión de la excelente cultura tradicional de esta región, participé con un grupo de compañeros en una visita de dos días.

Empezamos por la visita al Museo de Nanjing.

El Museo de Nanjing es el primer museo nacional moderno a escala del país, ubicado en el sur de las Colinas Púrpuras y Doradas, al norte del Mausoleo de Sun Yat-sen. Cubre una superficie de 70,000 metros cuadrados y cuenta con dos salas de exposiciones (sala de exposiciones históricas y sala de exposiciones de arte) con un área de construcción de 35,000 metros cuadrados. Todos ellos son magníficos edificios palaciegos con estilos arquitectónicos de la dinastía Liao. Están expuestas más de 400,000 colecciones desde el periodo paleolítico hasta la época contemporánea, que son de varios tipos incluyendo gres, loza, jade, bronce, porcelana, pintura y caligrafía, bordado, tallado de bambú, folclore y arte contemporáneo.

Representada por la Provincia de Jiangsu, la región de Wu es una parte espléndida de la tradición popular china con una historia milenaria. Una breve visita de dos horas me hizo adquirir un gran conocimiento de la historia, y también me permitió experimentar la elegancia del arte clásico y la tradición folklórica.

El día 20, llegamos a la segunda parada del recorrido, el Memorial Hall de las Víctimas de la Masacre de Nanjing de Invasores Japoneses. Es un museo que conmemora a aquellos que fueron asesinados en la Masacre de Nanjing, es decir, los crímenes cometidos por el Ejército Imperial Japonés en Nanjing.

Gracias a los relatos de testigos presenciales tanto occidentales como chinos en Nanjing, el Memorial Hall ha podido integrar una gran cantidad de hechos históricos para reproducir los crímenes al público y conmemorar a más de 300,000 compatriotas que habían muerto en este periodo. Registran que, en el transcurso de seis semanas después de la caída de la ciudad, las tropas japonesas participaron en una ola de violaciones, asesinatos, robos, incendios y otros crímenes de guerra. Prueba de ello se encuentra en los diarios de algunos extranjeros como John Rabe y la estadounidense Minnie Vautrin, que optaron por quedarse con el fin de proteger a los civiles chinos de tales daños. Otros relatos incluyen los testimonios en primera persona de los sobrevivientes de la masacre de Nanjing, informes de testigos oculares como los periodistas (occidentales y japoneses), así como los diarios de campo del personal militar. El misionero estadounidense John Magee ofreció una cinta de cine de 16 mm y fotografías de primera mano de la masacre de Nanjing.

Si lo que aprendí el día pasado en el Museo de Nanjing es una profunda impresión del patrimonio histórico y cultural de nuestra nación, la visita al Memorial Hall me golpeó en el corazón esa tragedia. El alto costo de ganar la preciosa paz fue tan impresionante que debemos recordar no solo la humillación nacional, sino también el camino sangriento que han tomado los mártires revolucionarios. Más importante aún, este capítulo doloroso de la historia pasa a constituir una campana de alarma, para que recorren los penosos crímenes cometidos en la historia de la humanidad, y permite reafirmar nuestra inquebrantable determinación de luchar por la paz permanente: que los huesos duerman, que la guerra se aleje de la humanidad, y que la paz se derrame sobre todo el mundo.

Aunque el humo de las guerras se ha disipado, los cometidos por la invasión japonesa de China no serán olvidados, ni serán olvidados por las sofisterías o incluso la negación de algunos. Por el contrario, sería un espejo, que brilla intensamente en cada corazón con conciencia para siempre.

A las 3 en la tarde, llegamos a la ciudad de Changzhou, con el fin de visitar el Memorial Hall de Jiang Chunfang, el primer rector de la Escuela de Ruso de Shanghai (el predecesor de la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghai).

Con la ayuda de los materiales gráficos y de video y la explicación del actual director de la Escuela Primaria de Jiefanglu, tengo conocimiento de la vida y la causa noble del gigante cultural abierto y humilde. Venía de una situación de pobreza pero nunca dejaba de hacer esfuerzos por superarse; ante los siniestros políticos no cambió de opinión para persistir en la causa revolucionaria. El fundador de la Enciclopedia de China ha dedicado toda su vida a la causa revolucionaria socialista del Partido, con el deseo de promover la cultura tradicional china, y de desarrollar la carrera de traducción. Tuvo el valor de pionero y el espíritu innovador, que van a inspirar a generaciones de estudiantes de nuestra universidad a continuar los intercambios culturales entre China y países extranjeros y hacer un buen trabajo en la difusión de la excelente cultura tradicional china.